Cuando llegamos a la tercera edad, el cuerpo se hace más delicado, con un metabolismo general más lento y somos más vulnerables a la aparición de enfermedades y degeneraciones, pese a eso, envejecer no tiene porqué ser sinónimo de dolor y enfermedad.
Los ancianos son un público que puede verse muy beneficiado por el cuidado quiropráctico proporcionándoles una mayor calidad de vida. Tal y como demuestran numerosos estudios, el cuidado quiropráctico promueve la movilidad, la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación en las personas de la tercera edad, además de reducir la necesidad de toma de medicación.
Mediante ajustes suaves de las vértebras conseguimos que los discos intervertebrales se mantengan sanos aumentando la absorción de agua y evitando el desgaste. Al actuar liberando el sistema nervioso de las interferencias que pueden producirse por causas mecánicas en la columna vertebral, la Quiropráctica no ayuda sólo a la recuperación de las funciones locomotoras, sino que puede ayudar al organismo de la persona mayor a volver a un mejor nivel de vitalidad y de salud general.
Y más todavía en este caso se aprecia que el mayor beneficio de los ajustes quiroprácticos reside en el cuidado de mantenimiento a largo plazo: una vida previa de revisiones y ajustes periódicos es la mejor preparación para una tercera edad llena y activa. La quiropráctica hace posible que las personas mayores recuperen su vitalidad y junto ella, las ganas de vivir más y mejor.